El ministro de Hábitat compartió un encuentro virtual con AmCham, tal como lo había hecho Eduardo De Pedro dos semanas atrás
Por segunda vez en dos semanas, y con el claro objetivo de “ahuyentar fantasmas” en un vínculo que supo de controversias y distancias, un ministro cristinista de gobierno de Alberto Fernández se reunió hoy con AmCham, la entidad que nuclea a las empresas de Estados Unidos en el país. Al igual que lo hiciera hace quince días el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, su par de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, compartió un espacio virtual esta mañana con los hombres de empresa de ese país.
Más allá del contenido de la reunión, en la que según pudo saber LA NACION reinó un “buen clima” , desde el Gobierno destacaron el “gesto” del ministro –uno de los hombres más cercanos a la vicepresidenta Cristina Kirchner– en pos de aceitar un vínculo complicado durante los meses en los que la administración Trump coincidió con la del Frente de Todos.
“Me comentaron que era el octavo ministro que participaba. Es un vínculo que se está afianzando y lo más importante es que se generó una mesa para pensar inversiones a largo plazo, articulando lo público con lo privado”, dijo Ferraresi a La Nación luego del encuentro, en el que inicialmente explicó las políticas de su ministerio y luego intercambió preguntas y respuestas con los hombres de empresa. “Les sumé información desconocían, como la entrega de 100.000 viviendas y que ya otorgamos 101.000 créditos”, amplió el ministro.
Las presencias de De Pedro y Ferraresi en este ciclo de charlas se suma a la reciente participación del jefe de gabinete, Santiago Cafiero; el ministro de Economía, Martín Guzmán; y el canciller Felipe Solá, en la reciente reunión anual del Consejo de las Américas. Allí, el canciller habló de una “nueva relación con Estados Unidos” y destacó en especial el discurso inaugural del presidente Joe Biden ante el Congreso, en el que planteó dar preponderancia a “los sindicatos y las clases medias” para la reconstrucción del país.
“El país tiene grandes problemas estructurales de vivienda, por eso el Presidente decidió crear este ministerio para que se ocupe de esta temática, que tiene que ver con resolver estos problemas estructurales, pero que además tiene que ver con concretar los sueños de los argentinos y sobre todo el de generar un proceso productivo a partir de la generación de trabajo”, dijo Ferraresi según fuentes de la organización,
Según asistentes al cónclave contaron a LA NACION, Ferraresi utilizó buena parte de su tiempo para atacar políticas del gobierno de Cambiemos, como los créditos UVA. También enfatizó en que uno de los planes del Gobierno se centra en la rezonificación del micro-centro porteño una vez culminada la pandemia, con la idea de reconvertir oficinas vacías en hogares, un plan que también baraja la gestión de Horacio Rodríguez Larreta. En relación a la ley de alquileres y eventuales mayores impuestos a los inmuebles ociosos, y según otros asistentes, Ferraresi derivó la responsabilidad a la ciudad y la provincia de Buenos Aires como entes de eventual aplicación de nuevos tributos.
A su turno, Alejandro Diaz, CEO de AmCham, puntualizó que “coincidimos en que la construcción de vivienda es un fuerte generador de ingresos a nuestra economía, por ello apostamos a seguir articulando acciones entre el sector público y el sector privado, para acelerar el proceso de vivienda digna para nuestra sociedad”. En otro tramo, y sin abandonar el tono diplomático, Díaz pidió “esquemas impositivos que sean incentivos para la construcción de viviendas para renta y programas crediticios ventajosos tanto para acreedor como el deudor”. Fue un rato después que Ferraresi se había quejado “porque comprar un metro cuadrado en la ciudad de Buenos Aires sale 750 dólares al cambio oficial, y cuando se lo vende cuesta 1200 dólares al dólar blue”.
No se habría hablado, al menos según fuentes oficiales y empresariales, de la ordenanza del municipio de Avellaneda (aún es intendente con licencia) que establece que los dueños de terrenos vacíos o con edificaciones frenadas tienen un plazo máximo de ocho años para construir o terminarlas, y que en caso de que no lo hicieran, el municipio podría declarar la utilidad pública y expropiar.
El tono “amigable” con los integrantes de la cámara de comercio, que nuclea unas 600 empresas de Estados Unidos en el país, había sido utilizado por De Pedro, quien durante su disertación afirmó que “nuestro objetivo es desarrollar inversiones estratégicas que potencien los perfiles productivos de cada región y promuevan una Argentina multipolar y competitiva”.
La mejor sintonía con Estados Unidos también quedó en evidencia durante la visita del asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, quien se reunió con el Presidente y ratificó el cambio de aire en un vínculo complicado, entre otras razones, por el apoyo o la abstención argentina en distintas condenas internacionales a los regímenes de Nicolás Maduro en Venezuela, Miguel Díaz-Canel en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua. En las últimas semanas, las relaciones de Argentina con Managua se deterioraron hasta el punto del llamado a consultas de ambos embajadores, que regresaron a sus respectivos países, sin plazo ni fecha para el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas.